Este lunes arranca el juicio de afectados por el cierre de Fagor y Edesa contra Mondragón en reclamación de 47 millones

Durante cuatro jornadas de vista comparecerán los principales responsables de la corporación empresarial vasca y de las cooperativas quebradas

Este próximo lunes 7 de mayo dará comienzo el juicio en el que antiguos trabajadores de Fagor Electrodomésticos y Edesa reclaman a la Corporación Mondragón 47 millones de euros que tenían invertidos en ambas cooperativas. El Palacio de Justicia de Bergara albergará durante cuatro sesiones, hasta el día 10, una vista en la que deberán comparecer como testigos los principales cargos del grupo vasco de cooperativas en los últimos años, así como los responsables de Fagor y Edesa en los momentos previos a su declaración en concurso de acreedores.

El juicio promovido por más de 900 excooperativistas, englobados en las asociaciones Ordaindu y Eskuratu, ha generado una gran expectación ya que, además de tratarse de la mayor demanda acumulada presentada en Euskadi, es la primera vez que antiguos trabajadores exigen responsabilidades a Mondragón por el fracaso de dos de sus empresas.

Según expresan en su demanda, el colectivo fue inducido con informaciones engañosas a mantener sus ahorros en Fagor Electrodomésticos y Edesa a pesar de que los responsables del conglomerado de cooperativas de Arrasate conocían que las dos empresas estaban abocadas al cierre.

La primera sesión del juicio arrancará con el interrogatorio de Arantxa Laskurain, secretaria general de la Corporación Mondragón, persona planteada por la agrupación empresarial demandada para evitar la presencia en la sala de vistas del actual presidente, Iñigo Ucín, cuya asistencia había sido solicitada por los demandantes.

En la primera jornada también estarán presentes, como testigos, los expresidentes de la Corporación Mondragón José María Aldekoa y Txema Guisasola, este último también máximo responsable del grupo de electrodomésticos quebrado. Las testificales de ese día se completarán con la presencia de la responsable de las finanzas del conglomerado cooperativo de Arrasate, Belén Kortabarria, y con el exdirector general de Fagor Fabián Bilbao.

El 8 de mayo están citados como testigos el expresidente de la Corporación Mondragón Javier Sotil, así como el presidente del Grupo Eroski, Agustín Markaide, cuya asistencia fue solicitada por los demandantes en su calidad de cabeza visible del fondo de reestructuración diseñado en el seno de la Corporación mediante préstamos a Fagor y Edesa para tratar de salvar a las dos cooperativas. Ese mismo día también acudirán a la sala de juicio como testigos el que fuera presidente del consejo rector de Fagor Javier Retegi Albisua, y la antigua vicepresidenta de la cooperativa Ana María Beristain.

Para el día 9 de mayo está previsto que se practique la testifical del último presidente del consejo rector de Fagor Electrodomésticos y quien presentó el concurso de la cooperativa, Xabier Bengoetxea,. También está prevista la asistencia de Sergio Treviño, director general de la cooperativa en el momento de su quiebra, que posteriormente pasó a desarrollar su actividad para el grupo argelino Cevital, que se hizo con los activos del fabricante en Francia y con la marca Brandt. Esa tercera jornada del juicio se cerrará con la presencia de dos peritos presentados por la Corporación Mondragón.

Finalmente, el 10 de mayo se procederá a la exposición de las conclusiones de un proceso en el que los demandantes reclaman a la Corporación Mondragón más de 47 millones de euros en concepto de daños y perjuicios por haberles inducido con informaciones engañosas a mantener sus ahorros en Fagor Electrodomésticos y Edesa a pesar de que los responsables del conglomerado de cooperativas de Arrasate conocían que las dos empresas estaban abocadas al cierre.

Las asociaciones Ordaindu y Eskuratu subrayan la importancia de que los principales responsables de Fagor Electrodomésticos y Mondragón hayan sido llamados a testificar y confían en “que digan la verdad, que no es otra que se engañó a los antiguos trabajadores para que siguieran manteniendo su dinero en las dos cooperativas, cuando los responsables de la Corporación sabían de sobra que el futuro de las mismas era el cierre mediante un concurso controlado y dirigido a salvaguardar los activos más importantes”.